Noche Stoner à la Seattle, segunda parte: Melvins





Sin más preámbulos: ¡Melvins!, la legendaria banda estadounidense que fuera la inspiración del movimiento grunge se presenta por primera vez en México. Hablar de Melvins es hablar de una leyenda viviente en la historia de la música de hace más de dos décadas. A través de los años, Melvins ha sobrevivido a los caprichosos vuelcos de las novedades y ocurrencias de negocio musical y ha permanecido como una banda que oscila entre el rock duro y lo experimental por años presentando resultados igualmente intrigantes en ambos. Aunque la razón por la que Melvins se presenta dentro de Aural es por el grado de experimentación que incorporan a géneros por sí mismos muy sencillos (punk-hard rock-metal et al) creando mezclas particularmente espesas y heterogéneas, hablar de Melvins sin mencionar su participación dentro de lo que sucedió en Seattle a finales de los 80’s y principios de los 90’s sería deliberadamente descuidado, así que empecemos por ahí.






Para una banda, ser clasificada o ganarse sobrenombres generalmente es un proceso de aceptación (o resignación) por el que muchos músicos pasan con escozor o insatisfacción, sin embargo, el mote de “Los Padrinos del Grunge”, más que un apodo es un título que Melvins se ganó a pulso, e inaugurar uno de los periodos más prolíficos y emblemáticos de un generación (aun cuando no se saboreen las mieles del éxito de la misma) no es poca cosa. Originalmente como una banda de hardcore punk influenciada por grupos como Black Flag, Swans o Flipper, quienes hacían un sonido más influenciado por el metal que por el punk tradicional, Melvins comienza en 1983 con Buzz Osborne (guitarra), Matt Lukin (bajo) y Mike Dillard, quien dejaría la banda en el 84 para ceder su lugar como baterista a Dale Crover, quien desde entonces se mantiene, junto con Osborne, como los dos elementos constantes de la banda. Es a partir de este momento cuando comienzan a tocar canciones más lentas y pesadas que casi ninguna banda en aquellos tiempos hacía (entre el punk habitual de tres acordes-pisa-y-corre y el metal, se mantenían en una extraña línea intermedia); Melvins favorece tiempos lentos y un sonido denso que sería una influencia importante en Soundgarden, Green River o Nirvana. Antes de que este estilo, mezclado con una estructura más pop, se volviera el éxito que conocemos como grunge, Melvins se mantenía a contracorriente en unos ingratos pero seminales años 80’s. Canciones como Sifting o Floyd the barber del disco Bleach de Nirvana son una muestra clara de este tipo de sonido pre-grunge en el que es difícil no identificar los riffs de Osborne y Lukin. La relación de Melvins con Kurt Cobain, que les llevaría a firmar su primer disco con una megadisquera (Houdini, con Atlantic Records) tras el éxito de Nevermind, data de muchos años antes. Cobain, amigo de la banda a través de la escuela y admirador, colaboró como roadie (cargando equipo e instrumentos) e incluso intentó integrarse al grupo en el bajo pero se cuenta que estaba tan nervioso que olvidaba todas las canciones. A su vez, el mismo Crover colabora en tracks del primer LP de Nirvana, Bleach, y en algunas canciones que serían lanzadas un par de años después en Incesticide. Curiosamente, es Crover quien les presenta a Cobain y a Novoselic a Dave Grohl, baterista hardcore punk de la escena de Washington. Pronto, Osborne y Crover se mudarían a San Francisco y Matt Lukin decide quedarse para formar la también legendaria Mudhoney (la cual, como dato para la trivia grunge, a la fecha es el único sobreviviente de la época que aún graba en su alineación original). Mudhoney y Nirvana son los dos herederos directos de Melvins no sólo por su sonido lento y áspero sino por su bizarro sentido del humor (especialmente en el caso de Nirvana) y en algunos casos por su experimentación. Bandas como Soundgarden, Alice in Chains, Pearl Jam e incluso en menor medida Tad, aunque siempre en el tipo de sonido característico de Seattle, se mantuvieron en el perfil de ‘banda de rock duro y seria’ con estructuras tradicionales. Si bien muchas canciones de Nirvana y Mudhoney no eran mucho más complicadas que la estructura verso-coro-verso también es cierto que ambas abrevaban de la consanguinidad con Melvins por momentos. Canciones como Touch me I’m sick de Mudhoney o Mister Moustache de Nirvana siguen siendo elementales, con un acercamiento abierto a algún tipo de punk poco pulido, pero aún no entran en el terreno de la lírica adolescente-conflictiva, manteniendo un sentido del humor sano y desenfadado, y esto puede decirse incluso de su cover a Love Buzz de Shocking Blue. Por otro lado, piezas lentas, llenas de fuzz y repetitivas de Mudhoney como When Tomorrow hits o su cover a Halloween de Sonic Youth muestran un espíritu bastante similar al del sonido que Melvins tenía en un disco como Bullhead, de 1990. Por su parte, Nirvana incluía, a manera de track escondido en su joya pop, Nevermind, de 1991, una pieza llena de feedback, repeticiones de versos y gritos titulada Endless Nameless. Todo esto, entre muchos otros aspectos que hicieron del grunge lo que conocemos como uno de los sonidos más intrigantes en la historia del rock, simplemente es imposible de entender sin la presencia de Melvins en el panorama. Incluso podemos adelantar el perdedorismo característico de estas bandas a principios de los 90’s en Melvins: se cuenta que el nombre lo tomaron de un empleado de la misma tienda donde trabajaba Osborne llamado Melvin del que todos se burlaban y la banda pensó que era necesario una especie de nombre que los ridiculizara.




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Boris, de Bullhead (1990)






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Hooch, de Houdini






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Night goat, de Houdini








Habiendo lanzado su primer disco, Glooey Porch, en 1986, Melvins pasó por vetas como el hardcore punk lento hasta un sonido incluso más orientado al drone en un disco como Bullhead o el EP Eggnog. En estos, los riffs de Osborne son lo suficientemente fuertes y potentes para poder soportar una canción de más de 8 minutos a base de repeticiones inconstantes y casi flojas, como si sólo se tratara de extender la canción. Esta mezcla lenta y dura marcó en buena parte su producción durante los 90’s, que a partir de este sonido como base fluctuó a diversas vertientes, algunas más tradicionales, otras más punk, más pop, e incluso se permitieron en su disco Colossus of Destiny de 2001 regresar a las tendencias experimentales de sus inicios.





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Boris, en vivo en 1991





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Hooch, de Houdini, en vivo en 2006





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A history of a bad man





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The talking horse




Lo que puede ayudarnos a situar a Melvins como una banda seminal para el rock lento de Seattle, como un grupo hardcore punk que tiene coqueteos con un sonido orientado hacia el drone y una banda experimental, todo al mismo tiempo, es su capacidad de adaptar una formación increíblemente simple (un power trio de rock elemental: guitarra, bajo y batería) a sus capacidades más básicas, sin excesos ni sonidos forzados. Hay que pensar en el contexto en el que se desarrolla el sonido de Melvins. En un entorno dominado por los power chords por un lado y por la lead guitar por el otro (un claro remanente del rock macho de los 80’s), el ritmo obsesivamente marcado por la guitarra de Osborne se encuentra en una enorme confianza en la fuerza elemental de un riff simple y enérgico.





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Buick McKane





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Roadbull





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Electric flower








Aunque suene rebuscado, el extraño sonido de Melvins, complejo, indeterminado y muy atractivo, se basa en una gran reducción de las capacidades de los instrumentos: los riffs de Osborne llevan toda la melodía de la canción lentamente, como si no le costara nada de trabajo, y el papel de Crover en la batería más que marcar el ritmo suele enfatizar los bríos de Osborne cada cierto tiempo: los ritmos en Melvins son lo menos constante de su música. Este aspecto algo acartonado y polvoso de la batería y la manera en que la guitarra lleva las riendas con tanta determinación permiten llevar un sonido de la repetición más ofuscada al hardcore más simple y seguir sonando como algo que podría mutar a cualquier otra cosa. Es su elasticidad y no una búsqueda en particular por el estilo lo que les ha llevado a formar el sonido duro y difícil de etiquetar que a la fecha retienen. Si podemos intentar tildar algunas de sus facetas como ‘experimentales’ no es a través de sus herramientas, la mera duración, la experimentación en el estudio o los cambios bruscos respecto a su producción más tradicional sino cómo precisamente con los mínimos elementos son capaces de camuflajearse con cualquier tipo de rock y provocar un sonido incendiario, voluble. Lo que sea que pase entre los aspectos más simples y los más arriesgados de Melvins, es algo que llevan mucho tiempo haciendo y siempre con los resultados más desconcertantes.





Honey Bucket, Amoeba 2008




Video: en el Granada Theater, Dallas TX, 2007




Melvins viene a promocionar su disco The bride Screamed Murder, de 2010. Con una formación que mantiene a Osborne y Crover en la guitarra y batería respectivamente, Melvins se ha mantenido prácticamente durante toda su carrera como un trio en el que los bajistas han sido el elemento cambiante. Ahora con Jarred Warren en esta posición, se integra un cuarto elemento: Coady Willis en una segunda batería. Al respecto de la inclusión de otro baterista, Dale Crover comenta que Willis es zurdo, y que en las presentaciones de Melvins actualmente les interesa desarrollar una especie de ‘batería en espejo’. Este cambio, nuevo en todos los años de funcionar como trio, refleja un tono más activo y vivo de la batería en su último disco. El tono semi-arcaico de Crover sigue estando presente, pero esta vez tratando de llenar más espacios, de acelerar la velocidad y, de paso, mantener siempre en activo el intrincado sentido del humor que desde el principio ha caracterizado a la banda.



Mp3: The Water glass, de The bride screamed murder



Mp3: Evil new war god, de The bride screamed murder



Video: en vivo, junio 2007, 1ra, 2da y 3ra parte.









Dos bandas que son testimonio viviente de un sonido que ayudaron directamente a formar y que ahora, a varios años de distancia y tras la lenta, triste y progresiva desaparición de sus actores más conocidos, se mantienen vigentes y listas para demostrar, en su primera visita a nuestro país, por qué después de tantos movimientos en el horizonte de Seattle continúan de pie.




Melvins – Earth (EU)
Sábado 19 de marzo, 21:00 horas
Lunario del Auditorio Nacional
Donativo: $400