Cualquiera que haya caminado sobre el lado norte de la avenida Municipio Libre de la Ciudad de México a altas horas de la noche definitivamente se habrá encontrado con una escena similar: de un pequeño local entre una imprenta y un consultorio dental sale una luz roja y un ruidero quizá no ensordecedor pero sí lo suficientemente alucinante como para llamar la atención en una calle cuyos pocos ruidos cotidianos se limitan al ajetreo de la rotativa y el alza-levanta de algunas personas que venden chácharas. En comparación con su aspecto durante el día, en que permanece cerrado tras una parca cortina de hierro de colores, del tugurio en cuestión emana una energía y un aire de club underground que ya casi no hay en nuestra Ciudad. El lugar se llama Café Jazzorca, y de esta covacha han emergido o se han presentado una cantidad de proyectos tan grande y tan diversa que rastrear una muestra del tamaño que sea resulta inútil. Valga decir, a manera de pálido resumen, que resulta un poco difícil pensar en artistas en el Distrito Federal del free jazz, la improvisación, el rock de oposición e incluso la electrónica o alguna especie de performance que no hayan pasado por él. Incrustado en un pequeñísimo rincón de la colonia Portales y con un aire entre agujero funky y café beat, el Café Jazzorca es, con sus paredes roídas y lúgubre iluminación, un escenario que ha puesto de su parte en la formación del sonido experimental-de improvisación en México.
La persona detrás de este proyecto que tiene más de 15 años en marcha (con temporadas buenas y malas) es, al igual que el mismo Jazzorca, una especie de mito urbano: compositor, productor y fundador del sello independiente Jazzorca Records, Germán Bringas es una figura indispensable si se quiere trazar una idea de lo que ha ocurrido en el free jazz y la improvisación en México en los últimos años no sólo por su omnipresencia en todo tipo de proyectos, sino por su papel como impulsor de una enorme cantidad de jóvenes músicos locales y como promotor de varios festivales de jazz y música. Con su desgarbado look de chamán, su saxofón, sus objetos, su café en medio de la nada y sus presentaciones grandilocuentes, Bringas ha fungido como una figura similar a un gurú al mismo tiempo que como un iconoclasta para varias generaciones de músicos.
En Café Jazzorca, 2006
¿Por qué decimos todo esto? Germán Bringas consigue algo difícil de lograr en un entorno de por sí complicado: piénsese en todas las ideas genéricas y todos los estereotipos que puedan tenerse del free jazz y la improvisación contemporánea y vendrán a la mente imágenes como la del solo de saxofón eterno, las percusiones sobre el propio cuerpo, el uso de objetos para producir cualquier tipo de sonidos, desde cachivaches encontrados hasta instrumentos de juguete, la utilización de rangos del saxofón particularmente irritantes como el uso de chirridos, frotado, lengüeteo obsesivo, velocidades sin sentido y todos los recursos que nos hacen pensar que el intérprete está a punto de rebasar la raya y romper el umbral de tolerancia. Bueno, Bringas los rompe todos. Hace mucho pero mucho tiempo que Bringas rebasó a su instrumento base, el saxofón, y ha adoptado una serie de estrategias para conducir su sonido, inestable y explosivo, a través de objetos (desde cacerolas hasta silbatos) que utiliza de formas que los hace saltar extrañamente de su pálido carácter de cacharros viejos a prodigiosos instrumentos improvisados de una belleza totalmente novedosa. La energía de Bringas es incontenible, cuando uno lo ve sobre el escenario es evidente que él mismo a veces se ve desbordado por su propio acto y que más que tomar el rol de un músico que trata de crear algo nuevo, una forma nueva, Bringas se limita a actuar como un regulador o catalizador de su propia energía, tratando de darle salida (de la manera que sea) a su propio sonido. Esta volatilidad de su trabajo le permite otro aspecto difícil en su sector: Bringas se ha presentado a lado de jazzistas de todo tipo (desde cool hasta free), músicos de rock experimental, ruidistas, laptopistas o músicos contemporáneos. Sobre el escenario, a lado de quien sea, Bringas funciona como una base a lado de la cual es posible extenderse sin temor a pasarse de la raya porque con él los límites son todo menos fijos.
Video: solo en Jazzorca
Video: con Zero Point
Con su sonido increíblemente abigarrado, atropellado, juguetón y absolutamente irrespetuoso, Germán Bringas se presentará en una sesión de improvisación a lado de otro monstruo de dimensiones a veces impensables: el saxofonista inglés Evan Parker, figura clave para entender de la escena del free jazz europeo y la forma que ha tomado hasta ahora, además de dos sesiones de improvisación en solitario: el talento flexible y cambiante del contrabajista inglés John Edwards y el vandalismo percusivo del estadounidense Chris Corsano (de quienes pueden leer, ver y escuchar más dando click aquí). Todo esto en el marco de El nicho Aural, un proyecto de programación curado por Eric Namour y producido por el nicho experimental en colaboración con Aural y el fmx – Festival de México. En su primera emisión el objetivo de este sub-festival es complementar la programación de Aural con un enfoque específico en la música experimental con particular énfasis en la improvisación y el ruido.
Como para no perder el estilo underground del Jazzorca, esta presentación se llevará a cabo en los carcomidos, polvosos y antiguos muros del Casino Metropolitano, un espacio de arte situado en el que fuera hasta hace algunos años un salón de billar sobre la calle de Tacuba. La presentación comenzará alrededor de las 10:30 PM, después de las sesiones de Exploración Aural, de manera que entre el tono de concierto de media noche, la arquitectura avejentada y la fuerza de estas presentaciones, esta noche de Aural –la más larga de todas- será una prueba de resistencia para quienes se atrevan a asistir.
El nicho Aural #1
Evan Parker + Germán Bringas / John Edwards / Chris Corsano (GB - EU - MEX)
Selección musical de el nicho soundsystem
Viernes 18 de marzo
22:30 - 02:00 horas
Casino Metropolitano
Donativo: $70
