Construir todo desde el principio: Mark Dresser y Remi Álvarez

Una vez más, como cada miércoles de Teatro de la Ciudad (para llamarle de algún modo a ese espacio ya obligatorio desde el antiguo Radar donde se pasa lista a algunas de las voces más autorizadas de la escena free y new jazz), el Festival Aural lo hace de nuevo y trae a algunos de los intérpretes más, sobra decirlo, significativos y autorizados de su campo. Nunca nos cansaremos de citar a aquellos músicos que ya pasaron por el Teatro de la Ciudad y han dado algunas de las presentaciones más espectaculares de todo el Festival de México a través de los años: Anthony Braxton (con un imponente Taylor Ho-Bynum y Mary Halvorson), Joëlle Léandre & Lauren Newton, Fred Frith, Marc Ribot, Han Bennink, Greg Cohen y, el año pasado, un bulldozer monumental llamado Charles Gayle que casi tira el edificio. Tampoco nos cansaremos de recomendar la sesión de improvisación/free jazz de este año, en el que por primera vez, se presentarán dos sesiones de improvisación. En su primera parte, tendremos un dueto entre uno de los saxofonistas clave para entender lo que ha ocurrido con el jazz y la improvisación en México desde hace tiempo y a uno de los contrabajistas más severos y volátiles que han salido de la costa oeste estadounidense: el saxofonista Remi Álvarez y el contrabajista Mark Dresser.



Virtuoso y compositor, el contrabajista Mark Dresser (Los Angeles, 1952) es todo un maestro del disfraz, capaz de aparecer en el escenario como uno de los jazzistas más elegantes y discretos sólo para, en un segundo, pasar al virtuosismo más agresivo y abrupto. Cuando uno piensa en un contrabajista de free jazz normalmente se imagina una serie de notas gruesas pasar a velocidades a las que es difícil seguirles el paso. Dresser no es una excepción, es un virtuoso que hace temblar el escenario y con apenas un par de movimientos, pero cuando toca pareciera como si cada nota estuviera preparándose desde hace horas, como si cada una tuviera una orden precisa que, no obstante, a veces no puede cumplir. En cada presentación pareciera como si estuviera aprendiendo algo nuevo y no le apenara dejarlo en claro. Los espacios entre sus notas son inesperadamente amplios, y en vez del frenesí a máxima velocidad con el que asociamos al free jazz, en Dresser ésta avanza, casi casi, a zancadas, pero las zancadas más refinadas que hayan escuchado. Es como si cada nota tuviera voluntad propia y cambiara el curso de las siguientes, como si el cauce de lo que hace Dresser en vivo no le perteneciera una vez arriba del escenario y tuviera que limitarse a ver cómo los dedos hacen su trabajo. El intérprete, la música e incluso la parte física del sonido avanzan cada quien a su ritmo. Esto es lo que hace tan espectacular verlo: una serie de cambios y mini-revoluciones se desarrollan frente a los asistentes y la única prueba visible de esto es ver al angelino apenas inmutarse. Ejemplos sobran:



En la serie de conciertos Telematic





Sin embargo, bien podemos dejarlo en el escenario con toda esta acumulación de notas, a veces formándose aparentemente más rápido de lo que es posible en un simple contrabajo y olvidarnos de sus arrebatos. Con un contrabajista como Dresser, podemos tratar de seguir su rastro, tratar de entrar en todo el cauce por el que se encuentra o, por el otro lado, dejarlo pasar, porque al menos en lo que respecta a los que estamos debajo del escenario, lo que nos toca es una línea sutil, suave, un contrabajo pulido.


Video: con Edwin Harkins


Como si no nos hubieran advertido de sus dotes de simulador, Dresser nos introduce en un caudal al cual es imposible resistirse, maneja su instrumento y, eventualmente, su propia entropía termina delatándolo: todas esas notas tarde o temprano aparecen, y antes de notarlo ya estamos siguiéndolo paso a paso, con todo y su velocidad, su paso atrabancado pero disfrazado de elegante. Con Dresser uno pasa (sin poder oponer mucha resistencia… y también sin quererlo) de una escucha sencilla y relajada a meterse en un trastabilleo imparable.


Video: Airwalker, con Roswell Rudd




Esta cualidad de Dresser de pasar de un andar a otro con tanta sutileza le ha valido un curriculum sólido. Sus colaboraciones incluyen su participación con el cuarteto de Anthony Braxton por diez años y varios proyectos a lado de Ray Anderson, Tim Berne, Anthony Davis, Ferry Hemingway y John Zorn (en el intempestivo Spy vs Spy: the music of Ornette Coleman de 1988). Se ha presentado a través de todo su país y Europa, ya sea en solitario o con su trio, y ha grabado en sellos que son una institución para la música contemporánea, como Tzadik o Knitting Factory. Lo que sea que vaya a hacer Dresser en el escenario, lo único seguro es que alguien difícilmente podrá resistirse


Video: con Denman Maroney




Es una frase recurrente decir que en nuestro país puede pasar cualquier cosa, los proyectos pueden no cumplirse y la situación no ser la más deseada pero que, pase lo que pase, en México el jazz goza de buena salud. Esto es cierto. Y cualquiera que haya visto con sus propios ojos el paso del jazz en México reconoce perfectamente la figura de Remi Álvarez.

Nacido en la Ciudad de México, el saxofonista Remi Álvarez estudió flauta en el Conservatorio Nacional y saxofón de manera autodidacta. Su formación incluye a algunas de las figuras fundamentales en el desarrollo del instrumento en la última mitad del siglo pasado, como Anthony Braxton, Evan Parker o Steve Lacy. Profesor de la Escuela Nacional de Música desde 1991, Álvarez es el fundador de varios proyectos que han explorado las vertientes más densas y frugales del jazz y free jazz en México como Cráneo de Jade (con el que ha producido tres álbumes) y Astillero.

Cráneo de Jade en vivo



A pesar de formar parte de una escena numerosa y llena de talento que ha ayudado a darle la forma que le conocemos al jazz en México en la actualidad, Álvarez ha logrado descollar como una figura dúctil capaz de pasar con resultados igualmente provocadores y atractivos entre el standard y la experimentación más arriesgada (y hay que hacer énfasis en lo de arriesgada): Álvarez ha levantado algunos bloques que otros músicos difícilmente han logrado siquiera rodear. Su trabajo suele ser pesado, increíblemente lento, capaz de generar espacios rara vez ampliados con su instrumento; es increíble ver cómo una nota de saxofón puede expandirse tanto y aún con tanta intensidad, como si la flexibilidad funcionara en dirección opuesta y entre más se extiende más sólida se vuelve.


Video: Con Pere Soto en 2008




Con un rigor de piedra, las presentaciones de los proyectos en los que se encuentra en la actualidad (que incluyen el FAS Trio, Antimateria, o su propio Trio) sorprenden incluso en una escena tan difícil como la del free jazz. La presencia de Remi Álvarez brinda una volatilidad que, en combinación con sus demás miembros, siempre logra crear algo nuevo, aunque mientras esto ocurra nadie tenga mucha idea de lo que está pasando.

Más que usar la palabra improvisación, como quien trata de dar una forma nueva cada vez, en el caso de Remi Álvarez habría que usar un término que explicara otra cosa, que se trata no de dar formas nuevas, sino de construir todo el sonido desde el principio. La duración, el espacio, incluso el timbre del instrumento, todo lo que se sabe de antemano sirve de poco cuando lo que se hace es tratar de crear un curso sobre el que se van agregando todos estos elementos. Con cada presentación es como empezar de cero y eventualmente, como si se hubiera olvidado, (lo cual pasa a menudo), en algún momento comienza a aparecer la forma.





Video: con Pere Soto, 2da parte

Lo aceptamos: lo que hace Remi Álvarez es difícil de tener entre manos, así se trate de un público entendido del free jazz o repleto de curiosos. Los espacios que logra crear son demasiado amplios, su timbre logra camuflajearse hasta convertirse en cualquier otra cosa, sus tiempos son demasiado grandes para verlos salvo por partes: es necesario aceptar el hecho de que, mientras esté arriba, todo lo que haga Remi Álvarez habrá que tomarlo como se pueda.


(Para una selección más amplia de videos de Remi Álvarez, click aquí)


En su presentación en Aural, Remi Álvarez & Mark Dresser abrirán una noche que seguro volverá a mover de su sitio los cimientos del Teatro de la Ciudad antes de que otro monstruo aparezca: Evan Parker, de quien nos encargaremos en la próxima entrega.



Evan Parker e invitados
Chris Corsano, John Edwards y John Russell, con la participación de Mark Dresser y Remi Álvarez (GB - EU - MEX)
Miércoles 16 de marzo, 20:30 horas
Teatro de la Ciudad
Donativo: $300, 250, 200, 150