
Artista visual y sonoro especializado en medios electrónicos, Juan José Rivas ha realizado estudios en Karlsruhe, Alemania y ha sido artista residente de Hangar en Barcelona, España. Su obra ha sido presentada en distintas galerias y festivales internacionales en países como: Alemania, Argentina, Canadá, España, Estados Unidos o Japón; ha colaborado y compartido escenario con músicos y artistas sonoros como Elliott Sharp, Zeena Parkins, Ikue Mori, Joker Nies, Bloodyminded, Angelica Castello, Burkhard Stlang, Dan Deacon, Drew Daniels, entre otros. Actualmente forma parte del proyecto Dorkbot en la Cd. de México.
En Index, MUAC

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En su caso, el espacio en Rivas es amplio y pausado, pero por momentos pareciera estar dispuesto a salirse de control, sólo para regresar a este cauce que siempre parece inquieto. Es un estira y afloja algo raro, porque su trabajo generalmente no se sale de él. Es sólo a través de una escucha atenta que uno reconoce mini-estallidos y latencias que están ocurriendo. En el trabajo de Rivas, aunque a volúmenes bajos y con un sonido impecable, lo que ocurre dentro es volátil. Ya hemos hablado de cómo la plataforma electrónica suele complicar (o lo contrario) el reconocimiento de estas características, sin embargo, con Rivas lo que ocurre es que la todo está tan meticulosamente planeado que nunca notamos realmente la plataforma electrónica. Los cambios y los sonidos que usa Rivas despistan. Quizá conciente de la naturaleza del sonido electrónico, Rivas los coloca de tal manera que empiezan a perder esa característica y nos podemos enfocar únicamente en el sonido puro, sin las trabas (o, a veces, ventajas) de la plataforma, digital o acústica. La prueba de todo esto es simple: el espacio en lo que hace Rivas es certero, no divaga ni da demasiadas vueltas para crearlo en base a repeticiones o inconsistencias, sabe perfectamente dónde tiene que golpear para lograr abrir esos espacios, es constante, es determinado. Para cuando uno ya está dentro ya se ha rebasado la necesidad de ubicar su origen. Todo lo que escuchamos son decisiones concretas, independientes del sonido que las forma.
Video: 2010, DORKBOT
Video: While you sleep, en la SAPS
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Es por todo esto que bien vale la pena anotar este creciente interés en el aspecto espacial del sonido y cómo se mueve de la improvisación electrónica a la instalación sonora en una generación joven que maneja ambos al mismo tiempo entendiéndolos como un fenómeno amplio y compartido. En el caso de Juan José Rivas, podemos hablar de alguien cuyo paso por las artes visuales y la instalación sonora dicen mucho de cómo ordena el sonido en el tiempo y en el espacio sobre el escenario. En resumen: que cuando uno escucha su trabajo, el sonido empieza a salirse del mp3, no cabe, empieza a copar nuevos lugares en busca de espacio.
Artista vasco que trabaja en ruido e improvisación, Mattin es una de las figuras ibéricas más importantes en el campo de la música experimental no sólo por su obra como músico sino por su trabajo teórico. Sus textos abarcan temas como la improvisación, el software libre y él mismo publica su música bajo la no-licencia de anti-copyright (en su página, anima a los visitantes a descargar y hacer lo que se les dé la gana con su música, generalmente subida en formatos libres como el .ogg). Quizá su texto más importante, el cual será la piedra angular del curso que impartirá en el Centro Cultural España, es “Ruido y Capitalismo”, del cual es co-editor junto con Anthony Iles. Su lista de colaboraciones es extensa, e incluye a gente tan diversa como Dion Workman, Taku Unami, Ema Hedditch, Margarida Garcia, Oren Ambarchi, Bruce Russell, Tony Conrad y Matthew Bower. Mattin es miembro de Sakada, Billy Bao y DAEFLAG HAEMORRHAGE/HAIEN KONTRA. Tiene más de 70 lanzamientos en diferentes sellos alrededor del mundo.
Mp3: Fragmento de Object of thought, lado A
Mp3: Mergence, con Filip y Noid
Lo que hace Mattin pudiera, por momentos, como suele pasar con muchos músicos experimentales, parecer algo abstracto: los instrumentos, las herramientas digitales, todo el filtro para el sonido que a menudo es la electrónica suelen ocultar el trasfondo del sonido. No hay que olvidar que, como cualquier material (como es el sonido a la música), el sonido tiene un trasfondo y este juega un papel importante, son notas que forman parte de lo que escuchamos aunque a veces sean inaudibles. Cuando tienes un sonido cuyas fuentes y métodos de procesamiento lo modifican tanto hasta dejarlo irreconocible es cuando más importante es reconocer de dónde proviene. Ya sea de maneras evidentemente formales (como ciertos tipos de música industria) o cosas más conceptuales y cercanas al arte, algo similar a cuando Nam June Paik pedía, para la interpretación de sus piezas para violín durante su etapa en Fluxus (las cuales consistían en destrozar un violín hasta que quedara hecho añicos) que se trataran de violines de buena calidad ‘para un mejor sonido’.
Video: En 2007
Aunque Mattin use métodos y herramientas relativamente comunes en la música experimental de hoy, uno puede reconocer la importancia que le concede a las estructuras detrás de la producción de ese sonido. Para Mattin, estas formas que adquiere lo que escuchamos (aunque se trate de noise e improvisación) no son en lo absoluto inocentes, esconden la estructura que forma lo que se escucha. Aunque podemos hablar del sonido de Mattin, del carácter fuerte y enérgico de sus presentaciones y de lo absolutamente refinadas que suelen ser sus acciones sobre el escenario, lo que verdaderamente caracteriza su producción como artista en un medio a veces tan homogéneo como es el de la música experimental, es este interés por esta idea de “estructura sonora” como el eje que forma toda la escucha, un acercamiento que no es poco común pero que sí suele ser más frecuente en artistas con intereses más abiertos y complejos, y esto puede citarse desde Erik Satie (que asociaba necesariamente la música con un lugar) hasta Alan Licht o Christian Marclay (quienes suelen interesarse en la naturaleza cotidiana de los sonidos y cómo pasan desapercibidos). Para Mattin señalar estas fuentes y esta naturaleza, aunque algo hermética a primera vista (o escucha), en poco tiempo, tal vez hasta después de escucharlo y no antes, notamos que empieza a configurar y darle sentido a toda nuestra experiencia como público. Aunque de manera subrepticia, Mattin casi siempre logra dejar en claro su punto: existe una estructura de cómo escuchamos, y una vez que la reconocemos es difícil no prestarle atención en todo nuestro proceso de escucha. En realidad, la fuente del sonido de Mattin es un interés por descubrir la causa y circunstancia de cada gesto y ruido en las bocinas. Y por supuesto, para notar esto, tenemos que escuchar, pero sobre todo, dejar que en este escuchar se cuelen otros procesos.
En No Fun Fest, 2009
Con su pinta de niño que toca en la orquesta de la escuela y algo introvertido, C Spencer Yeh puede parecer como alguien que no rompe un plato, pero se equivocan. Se trata de uno de los músicos más prolíficos de toda la escena experimental y el ruido, además de ser editor de varios sellos independientes. Al menos de imagen desapercibida, Yeh toca la guitarra, el violín y utiliza la voz y la procesa como otro instrumento más. Una escena recurrente al escuchar a Yeh es escuchar un violín que, más temprano que tarde, se comienza a volver un poseso, se olvida de su calidad frotativa y empiezan a sonar cuerdas y jalones que hacen que nos olvidemos bastante pronto de lo que entendemos que es un violín en la música experimental (que a pesar de ser un instrumento poco común, su uso suele ser más enfocado a la duración que al ruido como tal, como en el caso de Tony Conrad o Jim O’Rourke). Pronto, lo que comenzó como una inocente suma de capas de instrumentos, se vuelve un monstruo de ruidos rápidos, que entran lo suficientemente veloces como para evitar recordarlos. Esta es, quizá, la mejor arma de Yeh en sus presentaciones: descontextualiza el sonido de sus instrumentos de tal forma que comienza a importar poco la procedencia del sonido y nos obliga a perder las imágenes que tenemos de ellos, con lo que nuestra capacidad de asombro antes todo el abanico sonoro que utiliza aumenta. Y mucho: entre este ajetreo de sonidos rápidos y desorganizados, notamos, con bastante sorpresa, que muchos de esos sonidos perdidos y aparentemente inofensivos se tratan de su propia voz.
Mp3: Solo de violín
Mp3: En vivo en Lampo, Chicago
Lo más interesante a la hora de hablar del sonido característico de C Spencer Yeh es su fusión de elementos tan disímiles en la idea de un sonido único y fragmentado. Me explico: Yeh utiliza su guitarra, su violín y su voz, tres instrumentos bastante diferenciados entre sí como para decir que es fácil disfrazarlos de otra cosa. Cuando Yeh se sube al escenario las guitarras no suenan necesariamente a guitarras, el violín es todo menos refinado o prolongado y, sobre todo, su voz es todo menos una voz. Yeh organiza sus instrumentos de manera compleja y forma un sonido agresivo, precipitado y mucho muy contundente que, a nosotros, con trabajos nos llega como un gólem fragmentario, que se desenvuelve en pedazos. El sonido de Yeh es como un bloque de concreto el cual la única manera de llegar a nosotros es en pedazos, y cuando los trozos se van juntando poco a poco es cuando verdaderamente adquiere su peso, ese peso que diferencia a Yeh tanto.
En Lampo, 2009
Si abrimos este comentario sobre C Spencer Yeh diciendo que se parece un niño que no le hace daño a nadie s precisamente para dar a entender esto: lo que Yeh hace sobre el escenario puede parecer visceral y agresivo, tanto que pudiera parecer inofensivo por momentos, sin embargo se trata de un trabajo increíblemente complejo. Yeh logra disfrazar el sonido y formar una masa indiferenciada en la que, como escuchas, nos guste o no, nos toca movernos y reconocer las cosas. Si tratamos de identificar sus instrumentos perderemos el tiempo, sin embargo si pretendemos creer que no es importante inspeccionar sus fuentes también nos estaremos perdiendo la mitad de la diversión. Lo que hay que hacer con un trabajo intrínsecamente tan complicado pero formalmente tan bullicioso como el suyo es dudar: algo tiene que estar mal con todo ese ruido, con todo ese sonido que a veces parece fino y delicado como un violín pero también caótico y flamable como una garganta fuera de control.
Mp3: Nothing but a heartache
Mp3: The lower ones, con John Olson
Mp3: Floating points
Para MUCHOS más mp3 de C Spencer Yeh, click aquí.
El sonido de Yeh tiene que salir de algún lado, pero cuado alguien entiende el trabajo con sus instrumentos como él, en serio, las fuentes de sonido (la cosa física, lo que se frota o percute) terminan siendo lo menos importante. No diremos algo así como “lo único que queda por hacer es dejarse llevar por su sonido”, porque la atmósfera que genera Yeh es todo menos apacible, su trabajo, en vivo o en grabación, es una verdadera prueba de resistencia. Si lo que hiciera Yeh fueran landscapes, serían paisajes por los que pasó un huracán, con las vigas y los cimientos y el yeso todo mezclado y hecho un lodazal. Y sólo así podríamos entender cómo construye su sonido C Spencer Yeh: como una fuerza que tiene que lidiar con el sonido, que tiene que machacarlo y mezclarlo para que, de algún modo, por las buenas o por las malas, llegue a nosotros.
Video: Con Michael Johnsen en Lampo
Video: En Skylab, 2008
Video: Con Atsuhiro Itto
Lo más interesante de esta sesión de El nicho Aural será tratar de identificar las fuentes del sonido de los tres actos, su trasfondo, su origen y sus herramientas. Sólo para terminar recordando lo más básico: que detrás de todas ellas, hay alguien lo suficientemente tenaz como para ofuscar esta visión y hacer que queramos saber de todos modos lo que es. Y este puede que sea eL motor no sólo de tantos melómanos, sino también de los artistas.
El nicho Aural #3
C Spencer Yeh (EU) / Mattin (ES) / Juan José Rivas (MEX)
Sesión de improvisació colectiva con artistas invitados
Selección musical de el nicho soundsystem
Domingo 20 de marzo
16:30 - 19:00 horas
Laboratorio de Arte Alameda
Donativo: $70